¿Es una locura viajar solo para contemplar el escenario real donde se ha rodado tu serie preferida? Pues entonces en mi casa debimos sufrir un brote de locura colectiva cuando se nos ocurrió viajar hasta Copenhague solo para cruzar el puente de Øresund, la impresionante construcción que une sobre el agua Suecia y Dinamarca. ¿El motivo? El puente es el escenario que abre la mítica serie Bron/Broen y uno de los lugares donde ocurre buena parte de la acción.
Cuando nos recostábamos en el sillón para ver el comienzo de nuestra serie favorita comentábamos a menudo: “Algún día tenemos que ir a ver el puente”. Hay que decir, en nuestro descargo, que la hipnótica canción Hollow Talk, obra de Choir of Young Believers y banda sonora de la serie, invita a soñar muy fuerte con el viaje.
Entonces surgió la excusa para hacer realidad lo que tantas veces se repetía en mi casa como un mantra: “algún día tenemos que ir”. Cuando Luis cumplió años le regalamos los billetes de autobús que permitían cruzar el puente de Øresund. Y alrededor de este motivo montamos una escapada de fin de semana a Copenhague, donde el momento culmen sería ir desde la capital danesa hasta la ciudad sueca de Malmö, escuchando la banda sonora de la serie a todo trapo.
Mucho más que un puente
Los suecos lo llaman Öresundsbron y los daneses Øresundsbroen, pero muchos lo conocen solamente como “el puente”, una maravilla de la ingeniería moderna. Con sus más de 82.000 toneladas y sus 16 kilómetros de longitud, es el puente mixto, para vehículos y ferrocarril, más largo de Europa. Desde el año 2000 puedes cruzarlo en coche, en autobús de línea regular o en tren. Un trayecto sobre el frío mar Báltico para cambiar de un país a otro, con frontera en medio, aunque la revisión de pasaportes se realiza justo antes de cruzar el puente.
Si cruzas el estrecho de Øresund desde el lado sueco, comienzas el recorrido sobre el mar hasta llegar a una isla artificial, desde donde continúa el puente para después ir perdiendo altura hasta sumergirse literalmente en el mar, que termina engulléndolo en forma de túnel. Sólo 34 minutos separan Copenhague de Malmö. Y de esa media hora, diez minutos los empleas para atravesar un estrecho que antes de que existiera el puente solo podía ser salvado en ferry.
Nuestro recorrido
Nosotros hicimos el recorrido entre Dinamarca y Suecia en autobús por poco más de 10 euros por persona ida y vuelta. Desechamos la idea de alquilar un coche porque nos parecía más cómodo el autobús, que nos permitía ganar tiempo al no tener que buscar aparcamiento. Rechazamos también la posibilidad de hacer el recorrido en tren porque, aunque es más rápido, en el puente el ferrocarril se sitúa bajo la carretera y la visión del paisaje se reduce considerablemente.
Una vez que nos decantamos por el autobús de la línea Flixbus sacamos los billetes por Internet con antelación, lo cual resulta muy cómodo, pero el día del viaje hay que llegar con tiempo suficiente, ya que desde la parada de Ingerslevsgade salen diferentes autobuses a multitud de destinos y puede que tardes en encontrar el tuyo. El autobús no era tan nuevo como lo venden en la web, pero tuvimos la suerte de coger los primeros asientos, justo detrás del conductor, con lo cual la vista fue magnífica.
Cambiar de país
Al ir en autobús de línea regular no pudimos hacer realidad esa parte del plan que consistía en cruzar el puente escuchando a todo volumen la banda sonora de la serie, pero nos conformamos con oírla de manera individual a través de auriculares. Podéis llamarnos frikis y empezar desde ya, que nos lo merecemos. Pero fue una experiencia increíble combinar la música con las vistas de los enormes molinos eólicos dispuestos en pleno mar Báltico, en medio de lo que parece un escenario sobrenatural entre el azul intenso del agua y el hormigón del puente.
Llegamos a Malmö antes de lo que nos hubiera gustado. Guardamos las coronas danesas y sacamos las suecas. Estábamos listos para visitar la pequeña y encantadora ciudad sueca antes de regresar a Copenhague.
Te recomiendo…
Si vas a Dinamarca-Suecia aprovechando un fin de semana, como fuimos nosotros, no te dará tiempo a ver muchas cosas, pero sí podrás hacer un poco de turismo y descubrir lo absolutamente imprescindible.
Malmö es, además de una de las ciudades más jóvenes de Europa, un lugar agradable para pasear. Merece la pena darse una vuelta por el centro de la ciudad y recorrer la Stortoget, donde está situado el Ayuntamiento, la calle Södergatan, la parte más comercial, y la iglesia de San Pedro.
Ya de vuelta a Copenhague, hay que disfrutar de Nyhavn, un pequeño canal que se ha convertido por méritos propios en una de las postales más bonitas de la ciudad. Sus preciosas y coloristas casas de pescadores de finales del siglo XVII y los antiquísimos barcos de madera que todavía se pueden encontrar en esta zona son el marco perfecto para pasear y dejarse llevar por el buen ambiente que reina en este punto de la ciudad. Si el tiempo acompaña, tómate un helado artesanal con barquillos caseros en Vaffelbageren.
La Sirenita es uno de los monumentos clásicos a los que no hay que renunciar. Probablemente te decepcione su pequeño tamaño, pero podrás hacer la foto de rigor, eso sí, esperando tu turno entre las decenas de personas que pretenden hacer lo mismo. Para compensar las multitudes, el camino de vuelta por la zona verde del Kastellet merece la pena.
El Tivoli es el segundo parque de atracciones más antiguo del mundo. Si no vas a montar en las atracciones puedes sacar un billete de paseo, pero no debes perdértelo. Sus preciosos jardines y sus encantadores rincones, cuidados con mimo hasta el más mínimo detalle, lo hacen uno de lugares preferidos por los daneses para pasar un día de ocio y descanso, aunque no tengan niños.
¿Y tú? ¿Has hecho algún viaje por ver el escenario de una serie? ¿Te gustaría hacerlo? ¿A dónde irías? ¡Cuéntamelo!